
se paró en tu mirada
azul escarcha.
A tu paso sereno
por tibias arenas
de playas desiertas.
Cohibida observaba
tu mirada clavada
en mis ojos noctámbulos.
Y el aroma dulzón
que dejaste en el aire
cálido y somnoliento.
Me supo a sal
tu piel bronceada
sin pretensión ni deseo.
Reclino la frente
y se empañan sincrónicos
cristales y recuerdos.
Tu mirada y las olas:
vaivén intermitente
que siempre regresa.